Del fútbol a la política
Por Felipe Osterling Parodi
Por una de esas coincidencias que dibuja el destino, juntamente con mi amigo fraterno y socio en el estudio Max Arias-Schreiber, nos hicimos muy amigos del entonces capitán de navío A.P. Augusto Gálvez Velarde, el año 1965, cuando era el jefe de la Base Naval de San Lorenzo. Mi primera relación con este oficial de la Marina de Guerra no tuvo nada que ver con sus rutinas navales, ni mucho menos con la así llamada revolución de la Fuerza Armada, sino directamente con el fútbol profesional y su primera división.
A pesar de la diferencia de edades, llegué a tener una gran amistad con el señor Ricardo Bentín Mujica, por entonces presidente de la empresa Backus y Johnston S.A. y gran aficionado al fútbol, por lo que acudía con frecuencia al estadio acompañado de su esposa, la señora Esther Grande de Bentín, donde ocupábamos localidades próximas. Don Ricardo nos pidió a Max Arias-Schreiber y a mí que integráramos la directiva del club Sporting Cristal, el antiguo Sporting Tabaco. De donde resultó que he sido dirigente deportivo desde setiembre u octubre de 1965 hasta que debí jurar el cargo de ministro de Justicia, en julio de 1980.
El presidente del Sporting Cristal en 1965 era el capitán de navío A.P. Augusto Gálvez Velarde, quien a los pocos meses fue ascendido a contralmirante, ejerciendo funciones rotativas en el ministerio de Marina.
Inmediatamente después del golpe militar, el vicealmirante Luis Vargas Caballero fue nombrado ministro de Justicia. Pero como la cúpula gobernante consideraba totalmente innecesario dicho organismo –así como resolvió que era prescindible la Constitución del Estado, reemplazada por un “Estatuto Revolucionario”- decretó su desaparición y Vargas Caballero fue nombrado por un tiempo ministro de Vivienda. Poco más tarde y seguramente por presión del alto mando naval, Velasco nombra a Vargas Caballero ministro de Marina.
Tomado del libro: Páginas del viejo armario
Osterling Parodi, Felipe. Lima
Por una de esas coincidencias que dibuja el destino, juntamente con mi amigo fraterno y socio en el estudio Max Arias-Schreiber, nos hicimos muy amigos del entonces capitán de navío A.P. Augusto Gálvez Velarde, el año 1965, cuando era el jefe de la Base Naval de San Lorenzo. Mi primera relación con este oficial de la Marina de Guerra no tuvo nada que ver con sus rutinas navales, ni mucho menos con la así llamada revolución de la Fuerza Armada, sino directamente con el fútbol profesional y su primera división.
A pesar de la diferencia de edades, llegué a tener una gran amistad con el señor Ricardo Bentín Mujica, por entonces presidente de la empresa Backus y Johnston S.A. y gran aficionado al fútbol, por lo que acudía con frecuencia al estadio acompañado de su esposa, la señora Esther Grande de Bentín, donde ocupábamos localidades próximas. Don Ricardo nos pidió a Max Arias-Schreiber y a mí que integráramos la directiva del club Sporting Cristal, el antiguo Sporting Tabaco. De donde resultó que he sido dirigente deportivo desde setiembre u octubre de 1965 hasta que debí jurar el cargo de ministro de Justicia, en julio de 1980.
El presidente del Sporting Cristal en 1965 era el capitán de navío A.P. Augusto Gálvez Velarde, quien a los pocos meses fue ascendido a contralmirante, ejerciendo funciones rotativas en el ministerio de Marina.
Inmediatamente después del golpe militar, el vicealmirante Luis Vargas Caballero fue nombrado ministro de Justicia. Pero como la cúpula gobernante consideraba totalmente innecesario dicho organismo –así como resolvió que era prescindible la Constitución del Estado, reemplazada por un “Estatuto Revolucionario”- decretó su desaparición y Vargas Caballero fue nombrado por un tiempo ministro de Vivienda. Poco más tarde y seguramente por presión del alto mando naval, Velasco nombra a Vargas Caballero ministro de Marina.
Tomado del libro: Páginas del viejo armario
Osterling Parodi, Felipe. Lima
Fundación M.J. Bustamante De la Fuente, 2005